La UICN, junto con diversas fundaciones científicas, lleva varios años inmersa en la elaboración de una lista con los ecosistemas más amenazados del planeta. Ya en 2013 se público una investigación que concluía con 20 ecosistemas, tanto terrestres como marinos, cuyo estado de conservación era el más preocupante. Las calificaciones que se les asignan van desde de menor preocupación (LC) hasta colapsado (CO), que es el equivalente a extinto (EX) en el caso de las especies.
Hoy, en Te lo dice Manu, te hablo de los 5 ecosistemas de esa lista que se encuentran en peor estado.
1. El Mar de Aral: ecosistema al borde del desastre

Imagen: NASA
El Mar de Aral, situado entre Kazajistán y Uzbekistán, era uno de los lagos interiores más grandes del mundo. Su extensión llegó hasta los 68.000 kilómetros cuadrados, pero en la actualidad ocupa sólo el 10%. Se trata, claramente, de la mayor catástrofe ambiental del planeta, por lo que se le ha clasificado como colapsado (CO).
La desecación y salinización a causa de la extracción del agua para cultivos (para regar el desierto, literalmente), ha favorecido la desaparición de flora y fauna. Esto ha supuesto, además, el colapso de la pesca tradicional que se daba en el Mar de Aral, dejando a multitud de familias sin sustento (si es que la fastidiáis hasta con los de vuestra propia especie).
2. La desaparición inminente de los bosques del Estado de Falcón
Clasificados como en peligro crítico (CR), los bosques caducifolios del norte de Venezuela perderán el 80% de su superficie en los próximos 50 años si no se hace nada para evitarlo.
La vida de multitud de especies depende de este ecosistema que se ve afectado por la expansión urbana, la deforestación por razones agrícolas y la minería, entre otras actividades humanas. La deforestación, además, está implicando un grave problema de erosión, lo que imposibilitaría la recuperación de ciertas áreas.
3. Futuro sin acacias en el Río Senegal

Tras cientos de años al cuidado de las comunidades indígenas los bosques de acacias de el Río Senegal resisten a duras penas con la llegada de la agricultura intensiva y el sobrepastoreo. La llanura de inundación del río ya no se inunda y las aves que antes habitaban en este ecosistema han tenido que abandonarlo junto con los humanos que tradicionalmente vivían allí (es aquí donde se demuestra que son los humanos del supuesto primer mundo los que más problemas traen). Es por todo ello que la UICN las ha clasificado como en peligro crítico (CR).
4. Adiós turberas; bienvenido cambio climático
Las turberas altas de la Renania, en Alemania, son otro ecosistema crítico (CR) a causa de la actividad humana. El uso de la turba como fuente de energía o como sustrato en jardines y el drenaje de las turberas para otros usos es lo que ha llevado a este ecosistema a la situación actual.

Imagen: Acciona sostenibilidad
A causa del drenaje, las especies de musgos que poblaban estas zonas desaparecieron, y con ellos toda la biodiversidad asociada. Y, por si fuera poco, las turberas retienen CO2, de manera que si desaparecen se emitirá todo a la atmósfera favoreciendo el cambio climático (de verdad, a veces pienso que el mundo sería mejor si los humanos no hubierais colonizado el planeta).
5. Matorrales de fynbos que se van al traste en Sudáfrica
Fynbos significa literalmente en holandés plantas de hojas finas. El término hace referencia a las plantas basculares que forman estos matorrales que contienen en torno a 8.500 especies de este tipo (que ya son). Con toda esa diversidad podrás hacerte a una idea del problema que supone que este ecosistema de El Cabo esté en peligro crítico (CR).

Imagen: S Molteno
Las amenazas que se ciernen sobre él son la aparición de especies invasoras, los incendios, la expansión urbanística y el aumento de la agricultura intensiva.
Como habrás podido comprobar las amenazas que afectan a estos ecosistemas son muy semejantes y la verdad es que ocurre lo mismo con el resto de ecosistemas que aparecen en la lista inicial de la UICN. Todas ellas provocadas por la, seamos sinceros, estupidez del Homo sapiens. A ver si de una vez vuestra especie se da cuenta de que, de seguir así las cosas, no os quedará planeta en el que vivir.